Las acciones tardías y difusas del gobierno brasileño para combatir el coronavirus hicieron eclosionar, rápidamente, varios epicentros de la enfermedad en el país, lo que seria una desventaja en relación a naciones que ya presentan mejores resultados contra la covid-19. La evaluación es del geógrafo y gestor de información Ronnie Aldrin Silva, que estudia, en especial, asuntos relacionados la gestión pública, exclusión social y mercado de trabajo.
Al contrario de China y Corea del Sul, por ejemplo, que rápidamente aislaron las áreas de mayor contagio y han conseguido estabilizar el crecimiento de la pandemia, las autoridades brasileñas dudaron en emitir directrices que evitaran la dispersión del virus por todo el territorio nacional.
De Berlín, capital alemana, donde vive actualmente, Ronnie ha acompañado la evolución de la pandemia en Brasil, donde la transmisión comunitaria del virus rápidamente se efectivizó.
“Usted tiene la covid-19 desarrollándose de diferentes formas en cada estado. Como no hay una directriz única del Gobierno Federal, cada gestión estadual lo trata de una forma, muchas veces no tomándolo muy en serio. Perdimos la noción de cuán grave es la situación”, analiza. De acuerdo con el Ministerio de Salud, todos los estados brasileños y el Distrito Federal ya presentan casos confirmados de la enfermedad.
El investigador resalta que las consecuencias en Brasil han sido similares a los Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, adoptó, inicialmente, el mismo discurso de escepticismo de Jair Bolsonaro con relación al virus.
“En los Estados Unidos, la posición de Trump, al inicio, fue muy similar al de Bolsonaro. Hoy, corre el riesgo de que antes del final de esta semana, el nuevo epicentro de la epidemia sea los Estados Unidos. Los números allá están creciendo mucho, con características muy parecidas con las de Brasil: usted tiene varios lugares de diseminación. Allá, está saltando por todas partes”, detalla.
Para Ronnie, falta que el gobierno brasileño – principalmente el presidente – emita ordenes unificadas a los estados y a los municipios. “Lo más importante es una acción coordinada del Gobierno Federal, con actuación de la Presidencia, colocando directrices para que cada estado las siga. Falta un norte, un conjunto de acciones, para que todos los estados las adopten”, defiende.
El control sobre la pandemia pasa, fundamentalmente, por el monitoreo de los casos con mayor precisión, dice el especialista. Como el índice de exámenes ha sido bajo en Brasil, conforme admite el propio Ministerio de Salud, se pierden las condiciones para tomar medidas asertivas.
“El gran riesgo es que usted haga políticas completamente desconectadas de la realidad. Políticas desconectadas con la realidad no llevan a ningún lugar, sólo al desperdicio de recursos públicos. Usted necesita saber donde y como invertir. Si usted no tiene esos datos, el gobierno acaba actuando mucho en base a conjeturas”, considera.
Un estudio desarrollado por investigadores de la London School of Tropical Medicine, del Reino Unido, estima que apenas el 11% de los casos en Brasil fueron diagnosticados. Eso significa decir que, en este momento, el país tendría cerca de 25.000 personas con covid-19, y hasta la tarde de este martes (24), el número divulgado por el gobierno brasileño era de 2.201 casos.
“Se tiene que aplicar el test a todos los que tuvieron contacto o estuvieron en el mismo ambiente que un infectado. La mayoría de los contagios son de personas asintomáticas, o sea, de personas que no serían identificadas sin una política de exámenes. Si usted tiene personas que no saben que están infectadas, ellas van a continuar propagando el virus”, afirma Ronnie.
El investigador definió la poca inversión en exámenes como “economía burra”. “Algunas veces usted tiene que gastar para perder menos más adelante. Hay que invertir mucho en exámenes para reducir el período de la pandemia y, ahí si, la economía comienza a volver a la normalidad. Cuanto antes, más barato sale”, añade.
Cambio de mando
El neurocientífico Miguel Nicolelis, doctor en medicina por la Universidad de São Paulo (USP) y profesor de la universidad de Duke, en los Estados Unidos, considera al Gobierno Federal incompetente para lidiar con una situación de tamaña gravedad.
El defiende que la coordinación de las acciones contra el coronavirus salga de las manos del Ejecutivo nacional inmediatamente y pase al Legislativo o, en último caso, a gobernadores y alcaldes.
“Quedó absolutamente claro que el Poder Ejecutivo no tiene ni la dimensión, ni la competencia para lidiar con lo que está sucediendo. Entonces los otros dos poderes tienen que entrar en el campo. Si los otros dos poderes se omiten o prefieren entrar a la historia como facilitadores de la catástrofe, los gobernadores y la sociedad civil tienen que tomar las riendas del proceso y comenzar a coordinar eso a nivel nacional, a nivel estadual y en los municipios”, opina el médico.
Nicolelis indica la creación de una comisión nacional, formada por la sociedad civil, para combatir la pandemia. “Tenemos que reunir a las mejores mentes de Brasil, en las diferentes áreas que van a ser afectadas”, sugiere.
“Usted necesita coordinar acciones, levantar datos, saber la situación real. Tener idea de donde van a estar las mayores debilidades, aislar los problemas que van a ser críticos, como la inexistencia de camas, el personal de salud, camas de UTI, necesidades de los hospitales, necesidad de requerir camas de la red privada, como va a mantener el abastecimiento de las ciudades, como va a mantener a las personas con dinero en las manos. O sea, es una multiplicidad de medidas que ya debían haber sido tomadas hace semanas”, declara el neurocientífico.
El profesor afirma que la población, comenzando por Bolsonaro, aún no entendió la gravedad del momento que vivimos – según el, el más crítico de la historia brasileña.
“Es una guerra. Usted sólo gana una guerra con líderes, con la unión de toda la sociedad, de un país, con mensajes muy claros y con organización (…). La ambigüedad de los mensajes que están siendo transmitidos por el gobierno federal está contribuyendo a la falta de concientización de la sociedad sobre lo que está llegando. Cada día en esta ambigüedad aumentará el número de fatalidades de aquí a algunas semanas”, defiende